(Interior de un cuarto pequeño, con los muros y el techo de piedra.
No hay ventanas ni puertas. A la izquierda empotradas en el muro y
también de piedra, unas literas. En una de ellas, Mamá Jesusita en
camisón y cofia de dormir de encajes. La escena esta muy oscura.)
Voz de doña Gertrudis.— ¡Clemente, Clemente! ¡Oigo pasos! Voz de Clemente.— ¡Tu siempre estas oyendo pasos! ¿Por qué serán
tan impacientes las mujeres? ¡Siempre anticipándose a lo que
no va a suceder, vaticinando calamidades! […]